miércoles, 12 de enero de 2011

Zapatista a su zapato


Hace  algo así como una semana atrás llegamos a San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Arribamos desde Puerto Escondido luego de una viaje algo “accidentado”, al salir de la ciudad nos topamos con un piquete de campesinos por lo que dormimos unas ocho horas en la ruta, hasta que por fin abrieron el paso y seguimos camino.
Por fin llegamos a Chiapas, tierra zapatista. La ciudad de San Cristóbal es muy linda, de calles angostas, muy angostas, según cuentan porque en verano los protege del calor y en invierno del frio. 
La primera noche cenamos en un centro cultural que se llama “Tierra adentro”, un espacio muy interesante, se podían ver muestras de arte popular de la zona, cooperativas de mujeres artesanas zapatistas, leer publicaciones sobre el EZLN (Ejército Zapatistas de Liberación Nacional). En San Cristóbal, se respira y se ve en librerías, bares y centros culturales, la cultura del movimiento zapatista. Aun tenemos ganas de regresar para visitar un Caracol (comunidad)
También hicimos el “obligado” paseo por el   mercado de artesanías, claro que ahí no pudimos resistir la tentación y alguna que otra cosilla tuvimos que comprar, lo cual es un problema, a medida que pasa el tiempo la mochila pesa cada vez más, ya deberíamos comenzar a pensar que cosas vamos a ir dejando en el camino para bajar la carga.
Llegamos a  Juan Chomula, una comunidad aborigen muy cerca de San Cristóbal, visitamos el templo. Su aspecto externo era igual al de una típica iglesia, con algunos colores más. Pero ni bien entras cambias de parecer inmediatamente.  El lugar estaba plagado de velas (plagado significa que había miles por todos lados), el suelo  cubierto de pinocha, no había bancos, las personas rezaban en  una lengua que por supuesto no entendíamos. Alrededor del templo, había santos sobre mesas rodeados de velas. El  humo de incienso súper fuerte cubria todo el lugar. En algún momento de la oración sacrificaron un gallo, por suerte nosotras salimos del templo antes. Todo esto va a quedar gravado en nuestras cabezas porque no pudimos sacar ni una foto, estaba prohibido. Fue una locura!!!
Respecto de lo importante, la comida. Nos hemos dedicado a la degustación de comidas autóctonas, que principalmente ofrecen  en el mercado. Comimos ,esquites, como un sopa de choclo con mucho limón, mayonesa y un queso típico de acá. Elotes, son choclos  blancos enteros, que también les ponen limón, mayonesa y queso. Cocadas, una golosina (un chingo de  dulce) hecha de coco rallado y azúcar con  los colores de la bandera de México. Tomamos ponche con posch (una especie de caña) que también venden en la calle y es muy efectivo para combatir el frio.
Un bar que se llama Kinoki, donde pasan películas y documentales, es una de las atracciones. Ahí vimos un documental que se llama “Autonomía Zapatista”, muestra como fue la evolución del movimiento zapatista y de los caracoles desde los levantamientos del 94 a esta parte. No podíamos imaginar lo que íbamos a ver. Es admirable la lucha de estos pueblos , su organización, su resistencia .
Para esta altura teníamos definido  irnos a Palenque con los chicos con quienes veníamos viajando. La noche anterior nos dimos cuenta que Guatemala estaba al alcance de nuestras manos.  En fin, decidimos aventurarnos y allá fuimos.







2 comentarios:

  1. que lindo chicas ! eso era en el centro cultural que apoya a las comunidades zapatistas, donde se respira paz, cultura y se escuchaba a Silvio Rodríguez ( palabras de un amigo de aventura por tierras mexicanas)

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  2. Barbie: Me alegro mucho que les esté yendo tan bien en el viaje. sigan posteando que esperamos noticias suyas.
    Besos.

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