lunes, 24 de enero de 2011

Chuchitos de alegría, chuchitos de frio, chuchitos de miedo y chichitos guatemaltecos….









Las  ideas y vueltas, la curiosidad y la falta de organización nos llevaron a Guatemala.
El 10 de enero llegamos a Panajachel, una ciudad muy chica ubicada a orillas del lago Atitlan, que además esta rodeado de volcanes.  Ahí nos recibió en su casa Regine, una alemana que hace unos 25 años vive en Guatemala. Ella vive con su hija menor, Maria y la acompañaba por esos días Eva, una amiga de Alemania que estaba de paso camino a Buenos Aires.
En nuestra recorrida por Panajachel y los pueblos que rodean el lago (Santiago, San Pedro y San Juan) estábamos acompañadas por dos italianos Lak y Giuseppe. Ambos estudiaban en la Ciudad de México y salieron unos días de paseo. Lak, una chava con preocupaciones ambientales y Giuseppe un estudiante de medicina, con muchas inquietudes políticas. El vivió algún tiempo en las comunidades zapatistas, nos contaba que hace un tiempo salió una foto del él en un diario mexicano identificándolo como uno de los terroristas vascos que dejaba dinero a las comunidades, una locura por supuesto.
Una noche fuimos a comer a Circus Bar (el bar de Regine), un lugar súper lindo. Lo fundaron un grupo de artistas de circo, de ahí su nombre.  Cada noche se escuchan buenas banditas de música, y ella a veces tocaba el saxo. Un ambiente ideal, buena música, muy rica comida, ellos lo definían como un lugar “bohemio”.
Lo nuevo en la gastronomía fueron los “chuchitos”, una bola de harina de maíz rellena de pollo, con salsa, aguacate. También innovamos en el medio de transporte, usamos los tuc tuc, una mezcla de moto y fitito que ofician de taxi.
Nos despedimos de Panajachel rumbo a Antigua. Ahí nos quedamos en la casa de Edy. La ciudad es soñada, muy colonial.  Entre tantas iglesias visitamos el convento de Santa Clara, una construcción del 1500 que  en parte destruida por un terremoto y actualmente se pueden ver las ruinas con  unos jardines impresionante. En Antigua, no hicimos nada! Caminamos por la ciudad, visitamos el mercado y el convento además de comer y descansar.
Nuestro último punto en Guatemala fue Flores. En principio el plan era recorrer algunos lugres mas, pero nos resulto bastante más caro que Mexico, principalmente los medios de transporte, por eso acortamos el circuito. A Flores llegamos con el propósito de visitar las ruinas de Tikal. Un lugar definitivamente mágico. Un lugar perdido en el medio de la selva (y es literal) que no pueden dejar de visitar de paso por México o Guatemala. Además de ver las ruinas, nos encontramos con monos, pájaros de todas formas, ardillas, coati. Desde los templos más altos, son muy altos, se puede ver toda la selva.
Casualmente nuestra estadía por Flores coincidió con una fiesta local. Las calles estaban plagadas de gente, bailando, muchos de ellos disfrazados, tomando tequila y chela (cerveza), una banda los acompañaba con la música. Claro que fuimos invitadas a participar, por sorpresa nos topamos con algunos que venían en la caravana , de pronto estábamos sobre un jeep bailando al son de la música. La fiesta terminaba en la plaza del pueblo, con baile, comida y básquet (femenino).
La noche la pasamos durmiendo sobre una hamaca en el patio del hostel, algo muy común por acá, para abaratar costos algunos y otros porque les place! En nuestro caso el bolsillo apretaba y ahí dormimos, pero definitivamente es mejor una cama.
La vuelta a Palenque, Chiapas, se hizo algo larga. Arrancamos en una combi y luego cruzamos la frontera en un barquito, del lado mexicano está la famosa selva Lacandona, un lugar espectacular.
Ahí nos encontramos con unos hombres, que en la ruta te frenan y te “sugieren” que de forma obligatoria pagues 15 pesos por persona  para mantenimiento de la ruta, las únicas de habla hispana en el carro éramos nosotras, nadie entendía mucho. Ellos no se identificaban, además eran bastante violentos, nosotras intentamos discutir un poco, pero nos decían que si no pagábamos de ahí no nos íbamos. En fin, terminamos pagando solo por una persona y nos fuimos.  Minutos después militares revisaron nuestro bus y nos hicieron bajar. De una buena vez llegamos a Palenque!!
Fuimos al Panchán, un complejo de cabañas en el medio de la selva. Ni bien llegamos escuchábamos desde la cabaña unos aullidos muy fuertes que después nos explicaron que eran monos. En el Panchán nos dedicamos a comer y beber, y no es chiste. Tomamos una mesa del bar a las tres de la tarde y la abandonamos pasadas las diez de la noche. Pasamos de los tacos, café, cerveza, baileys, pizza, vino y torta de chocolate para cerrar. Hacia muchos días que veníamos viajando, dormíamos mal y comíamos más o menos, y ahí vino el desquite.
Visitamos las ruinas de Palenque, muy lindas por cierto. Nos adentramos en la selva guiadas por un nene de 14 años, y luego aparecimos en las ruinas.  Sin hacerlo más lago, hay que visitarlo o ver las fotos!!!!!!!

2 comentarios:

  1. Felicitaciones, me alegro mucho de que anden bien y disfrutando todo. No se zarpen con la discusión, que más vale pagar unos pesos y seguir el viaje. Saludos.

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  2. Heyyy Pablitoo!!! Gracias!!!!! Te mando un beso enormeee!!! Nos vemos prontoo

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