Estos días buscamos aprovechar al máximo lo que nos queda de tiempo juntas y además ir conociendo los lugares que quedaban en la lista.
Fuimos a la Basílica de la Virgen de Guadalupe, todo un símbolo de fe en México. Casualmente llegamos el dia en que había una peregrinación, por lo que la zona explotaba de gente y de tianguis abarrotados de “marchandancing virgenistico”. Intentaremos ser un poco más serias, lo primero y más llamativo de la basílica es que, como otros templos en México, esta hundida, muyyy hundida. Suponemos que por esto, se construyó un súper mega iglesia o templo de la Virgen al lado. Tan moderno y donde había tanta gente, que mientras el cura daba la misa y cientos los escuchaban, otros cientos pasábamos por una rampa mecánica por debajo del altar para darle un saludito a la virgen desde el inframundo subterráneo. Es impresionante ver tantas y tantísimas personas congregadas a ver una imagen, vimos varios tipos de manifestaciones “alocadas” de fe, algunas hasta llagaban arrodilladas bajo el sol, en fin, la fe mueve océanos?
También programamos día de “choping” en unos de los mercados más emblemáticos de la ciudad. La Ciudadela, un mercado de artesanías de todo el país. Finalmente no fue más que un lindo paseo, porque todo estaba tan armado para los turistas que los precios volaban. De igual modo, es un punto que quienes visiten esta ciudad no pueden saltear.
La Ciudad Universitaria, un sitio de interés, no solo para los estudiantes o potenciales, sino también para los gustosos por la arquitectura y las actividades culturales. Es un pueblo dentro de México, mega grande, allí cursan diariamente 300.000 alumnos. Dentro de la UNAM hay un sector que fue declarado patrimonio cultural de la humanidad. El edificio del rectorado tiene sus cuatro paredes cubiertas por unos murales hermosos. Además de los espacios verdes para hacer deportes, también está el Museo de Arte Contemporáneo, la Biblioteca Nacional, una zona cultural y una reserva muy grande. A buscar becas gente!!!
Que elegancia la de Francia, que elegancia la de la fiesta a la que fuimos anoche. Nos invito un colega de Victor a festejar su cumpleaños. Habíamos sido advertidas que íbamos a pasarla bien, pero ni nos imaginábamos que otro mundo había en el piso once de una súper torre de Polanco. Muchísima comida y bebida de lo más rica y buena música. Un toque infantil, fue la piñata con forma de mamut, que termino reventada a palazos por el cumpleañero.
Claro que todos los invitados (menos nosotras, que traíamos puestas las Converse del viaje) eran personajes totalmente glamorosos, “encajaban como anillo al dedo”.
Es así, no nos privamos de nada, paseos culturales, algunos más interesantes otros menos, turismo gastronómico, visitas a mercados, peregrinaciones a la virgen, fiestas de la high society mexicana, mates con nuevos amigos…no hay tiempo de aburrirse, hay para todos los gustos y pretensiones
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